Cedric y Selene

La sonrisa burlona del hombre se ensancha mientras examina la tienda y su mirada se posa en el herrero detrás del mostrador.

—¿Así que este es el lugar? —dice con una voz que destila desdén—. Alguien me dijo que tenías buenas armas aquí, pero no veo nada impresionante. Esta tienda es simplemente basura.

El herrero no responde inmediatamente, simplemente continúa puliendo la espada en su mano como si las palabras del hombre ni siquiera le hubieran llegado.

—Nadie te está obligando a comprar mis productos, joven —dice con calma, su voz firme y completamente imperturbable.

La sonrisa burlona del joven desaparece, reemplazada por un destello de ira. Se acerca al mostrador, su postura volviéndose más agresiva.