El Quinlan Especial 2

Sin embargo, no tenemos mucho tiempo. No puedo complacerla para siempre, así que pronto separo mi lengua de la suya, aunque muy a regañadientes.

—Haa... Haaa.... Maestro... —Blossom jadea y susurra bajo su aliento en un evidente aturdimiento.

Agarro su túnica y se la quito, luego declaro:

—Desvístete de tu equipo, Fantasma.

—¡S-sí!

—¡¿Diablo?!

—Cálmate, Hoja. Tú también tienes un papel que desempeñar, así que concéntrate en el juego.

—... ¿Qué estás tramando esta vez, pervertido desvergonzado?

Me quito las botas y luego mis dos calcetines, después de lo cual me siento cómodamente mientras apoyo mi espalda contra la pared de la caverna. Tiro de mis dos piernas ligeramente hacia mí para que no estén rectas en el suelo. Mis rodillas están dobladas cómodamente e inclinadas hacia los lados para hacer espacio frente a mí para que Blossom se siente.