No puedo evitar gruñir molesto.
—Mira hacia adelante si quieres conservar tus ojos —no me gusta que la miren... pero le compré el equipo, siendo plenamente consciente de que esto iba a suceder tarde o temprano. Bueno, pueden mirarla desde la distancia si realmente quieren. No voy a crear una escena solo por esto. Cuando la pareja de un hombre comienza a llamar la atención mientras sabe perfectamente que es completamente leal a él y solo a él, sin duda es un gran impulso para el ego.
—¡...Sí! —responde y al instante aparta la mirada.
—Cálmate, Quinlan... —susurra Ayame preocupada mientras se aferra al guantelete de mi armadura que tiene el sable sellado—. No está preocupada de que me meta en problemas, simplemente no quiere que me lance sobre el chico inocente.
Tendría que hacer más que esto para que realmente lo mate... Esta chica hermosa parece pensar que soy un bruto cruel.
—No te preocupes por eso —calmo sus nervios.