Conoce al Maestro 1

David suspiró profundamente, levantándose del suelo sucio con brazos adoloridos. A su alrededor, los otros hombres comenzaron a despertar lentamente mientras se frotaban el sueño de los ojos y murmuraban maldiciones entre dientes.

—Genial. Justo como me gusta empezar mi día; viendo a mi dueño —se quejó uno con molestia.

David no respondió pero compartía el sentimiento. El "maestro" no había mostrado su rostro desde que llegaron, pero su presencia siempre se sentía. Las cadenas mágicas que los ataban aseguraban que ninguna rebelión directa pudiera ocurrir, sin importar cuánto lo despreciaran.

—Vamos muchachos, terminemos con esto... —dijo el hombre mayor, arrastrándose para ponerse de pie—. Si no lo hacemos, Ronan nos tendrá cavando zanjas al mediodía. Y eso sin mencionar el castigo que el maestro podría imponernos.