Su mirada comenzó a escanear sus alrededores. Su respiración se detuvo en su garganta cuando se dio cuenta de la verdadera magnitud de la masacre. La retaguardia estaba casi completamente diezmada. Los gritos de sus camaradas caídos aún resonaban en el aire nocturno. Katie sabía que si sobrevivía a esta prueba, escucharía sus últimos sonidos mientras dormía y lloraba.
Pero todo eso se desvaneció en el fondo cuando sus ojos se fijaron en la figura que acababa de atravesar sus filas, matando a dos líderes de equipo sin dificultad.
La asesina.
Se mantuvo inmóvil sobre el cadáver de Ralke, haciendo que su silueta fuera claramente discernible por primera vez. La tenue luz que el alto bosque dejaba pasar a través de sus hojas captó el borde de sus garras enguantadas que goteaban con la sangre de dos líderes de equipo, haciendo que el brillo metálico del arma destellara de manera siniestra.