Por otro lado, me alegró mucho ver que el hecho de que lleváramos máscaras no causó ningún problema. Nos dijeron que podíamos permanecer en el anonimato si éramos aceptados como el Fenómeno y sus Heraldos, pero es bueno ver señales reales de que no son solo palabras bonitas sino la verdad.
Al pasar la puerta, pudimos ver el alcance completo del puesto avanzado. Era mucho más grande de lo que pensé inicialmente, una extensa colección de edificios que se extendía mucho más allá de los campos de plantas psicodélicas. El puesto estaba diseñado como un pequeño pueblo autosuficiente, con estrechos caminos de tierra que atravesaban filas de estructuras, cada una con su propio propósito. No había señales de civiles aquí, solo trabajadores del Consorcio, guardias y similares.