—Diablo, Diablo, Diablo... Sigues haciendo todo lo posible por mantener el anonimato, ¿y aun así te rodeas de subordinados tan llamativos? No puedes simplemente ponerles una túnica y una máscara a estas personas y esperar que no sean reconocidos. Un elfo Sanador con un arma de rareza Épica, un Mago Encantador, un Samurái Fujimori, un asesino de raza de perros con garras... Bueno, al menos tu tanque es lo suficientemente discreto. Sin embargo, esos cuatro seres únicos flanquearán a un hombre gigante... ¿En serio crees que no podré encontrar al verdadero tú? ¡Jejeje! —La expresión divertida de Colmillo Negro se transformó en una de satisfacción espeluznante.
Mientras la mujer continuaba con sus divagaciones perturbadas, la elfa hacía todo lo posible por mantener vivo a Diablo.