—¡¡¡Quinnie!!! —Luminara y Mearie gritaron mi nombre juntas a todo pulmón antes de lanzarse sobre mí.
—¡Por supuesto que acepto! —Mearie fue la primera en aceptarme como su hijo.
—¡Igual yo! ¡Estoy tan feliz! —Luminara siguió rápidamente.
Con sus brazos alrededor de mi cuello y pecho, continuamos el abrazo familiar. Sí, supongo que es un abrazo familiar. Acabo de ser adoptado por dos mamás primordiales.
Es un poco difícil de creer pero definitivamente sucedió. Las enormes tetas de mis madres rozándome mientras lloran es toda la evidencia que necesito para aceptar la realidad tal como es.
—Calma, madres... No me gusta cuando la gente que me importa está llorando —dije en un tono tranquilizador mientras las abrazaba más cerca de mí.
—... ¡¡¡Quinnie!!! —Luminara sollozó mi nombre otra vez mientras secaba sus lágrimas en mi pecho.