Instintos Maternales

Sin embargo, Iris no iba a dejarle continuar por más tiempo. Se subió sobre el cuerpo de su madre y protegió a la mujer inconsciente con su propio cuerpo frágil y pequeño.

—Ya veo cómo es... A la mierda todo. ¡Parece que tú también necesitas una lección de respeto y orden!

Por primera vez, levantó su puño contra su antes amada hija.

*¡Bam!*

Un dolor extremo nos atravesó tanto a mí como a Iris. Ahora este dolor también me afectaba enormemente, a diferencia de antes cuando ella se cayó al fallar su patada hacia la pelota.

—¡Ah! —jadeó por el impacto que recibió, tanto por el simple hecho de que su padre realmente la golpeó con tanta fuerza, como porque era la primera vez que la pequeña sentía tanto dolor.