Promesa de los elfos

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Blossom estaba teniendo un ataque al corazón ante la idea de perder su collar, Ayame estaba haciendo muecas de disgusto, y Seraphiel mantenía un rostro impasible.

—¡¡¡Blossom se niega!!! —gritó Blossom adorablemente mientras ponía ambas manos sobre su collar de perro para protegerlo del horrible mal en la habitación - yo.

—Maestro, Blossom no puede perder su collar porque es ilegal que los elfos o bestia-kin estén libres en el Reino Vraven, así que también sería inconveniente para mí. Aunque Ayame no tendrá inconvenientes —declaró Seraphiel, ganándose asentimientos fervientes de nuestra pícaro de clase Canino Fantasma, y una mueca aún mayor de Ayame que miró a Seraphiel con molestia.

—He llegado a apreciarlo... —murmuró ella con aprensión. De hecho, su fino y pequeño collar era tan moderno que las chicas actuales de la Tierra lo usarían felizmente como parte de sus vestidos a la moda.