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—¡Sí! Este es el mejor hasta ahora, estoy segura de que a Quinnie le encantará —decretó Luminara jovialmente mientras una evidente satisfacción se extendía por sus facciones al examinar el calcetín que acababa de terminar de coser.
—Está bien, igual que los cien pares anteriores que has hecho... —murmuró Malakar entre dientes, pero fue cruelmente ignorado.
—Lumi, ¿qué opinas de esta camisa? —preguntó Mearie mientras sostenía una camisa para que la primera elfa la observara. La madre primordial élfica se centraba únicamente en dominar el arte de confeccionar calcetines, pero la madre primordial humana decidió enfocarse en todas las demás áreas, sin confiar en que las mujeres mortales hicieran ropa lo suficientemente buena para su hijo. Bueno, para ser justos, no confiaría en ellas ni aunque fueran inmortales.
—Me gusta, el color combina bien con el par que tengo en mente para mi próxima creación —asintió en respuesta.