Mientras mi hermano mira furiosamente a Zira bailar con Hunter, yo me fui a su habitación para buscar a Victoria. Revisé su habitación y estaba vacía. ¿Dónde demonios está? Caminé enojada de regreso a la fiesta y entonces me golpeó. Como en ocasiones anteriores, el olor a lavanda y vainilla invadió mi nariz.
—La pareja está cerca —mi loba Jas ronroneó.
Lo seguí hasta mi habitación y dudé antes de entrar. Cerré la puerta y me di la vuelta. Menos de un segundo después, fui empujada contra la puerta y unos labios cubrieron los míos, enviando ondas de choque por todo mi cuerpo. Dejé escapar un gemido y pasé mis manos por su cabello. Los acerqué más mientras ambos luchábamos por el dominio. Finalmente se apartaron y colocaron pequeños besos en mi cuello.
—¿Por qué tardaste tanto? —gruñó contra mi cuello, rozando el lugar donde debería estar su marca.
—Podría preguntarte lo mismo, Victoria.