CAPÍTULO 23 Alaia

Vi a mi hermano irse con Isabella siguiéndolo. Me tomó todo mi poder controlar mi ira hacia él y por un momento cuando me llamó «Ala» se calmó. Solo un poco. Hacía tiempo que no escuchaba ese apodo. Aparte de eso, era muy bueno poniéndose en mi camino, casi como un deporte para él. Volví al baño para limpiar mi desorden antes de que Isaiah regresara.

Estaba observando los acontecimientos desarrollarse en el espejo del baño momentos antes. Con un poco de magia de sangre y la gargantilla de Zira pude evitar que se transformara. No conté con que su lobo fuera tan fuerte como era. Podía ver el brillo de mi collar disminuyendo lentamente mientras intentaba aferrarme a la magia.