CAPÍTULO 43 Isabella

No hablamos durante un tiempo. Todo lo que podía oír además de su respiración eran los débiles ruidos de la celebración exterior. Me miraba fijamente con esos hermosos ojos verdes recorriendo desde mi cabeza hasta mis pies. Me aparté de su mirada que se sentía como sus manos moviéndose por mi cuerpo. Apenas podía mantenerme compuesta mientras ella permanecía allí tranquila y serena.

—Pensé en este momento durante un tiempo. Tratando de encontrar la mejor manera de disculparme —comenzó, sin perder el contacto visual—. Ahora me he quedado sin palabras. Te ves hermosa.