—¿María, eres realmente tú?
Zira no podía creer lo que estaba viendo. De pie frente a ella, vestida con pantalones deportivos grises ajustados y una camiseta corta gris a juego con un sujetador deportivo negro debajo. Esta era la mayor cantidad de piel que Zira había visto de María, y estaba en forma. Su corte bob asimétrico con flequillo ladeado tenía las puntas teñidas de rojo y su rostro parecía como si estuviera inscribiéndose en una banda de punk rock. María giró la cabeza para mirar a Zira y sus ojos brillaron de alegría y sonrió.
—¡Luna Zira!
—Nunca quites los ojos de tu oponente —le gritó Zed mientras se abalanzaba sobre ella.
María bloqueó sus movimientos como una profesional hasta que él le capturó el brazo y la hizo girar para rodearle el cuello con su brazo. Ella luchó un poco para liberarse antes de darle un codazo en el estómago, haciendo que él retrocediera unos pasos.