CAPÍTULO 144 El Lamento de una Luna

Zira podía sentir que alguien se movía a su alrededor. Entreabrió los ojos justo a tiempo para ver unas pequeñas manos tomando una galleta de su plato.

«Debo haberme quedado dormida en el sofá», pensó, mientras los dolores en su cuerpo le recordaban ese hecho.

—Oye, Bugga. ¿Estás tratando de robar mi galleta? —preguntó, atrapando la mano de Arias con la suya.

—¿Mi galleta? —preguntó Arias, tratando de quitársela a Zira, pero ella la mantuvo firme.

Se la quitó fácilmente de la mano y la sostuvo sobre él—. ¿No es un poco temprano para galletas?

Arias arrugó su cara.

—Pero la quiero —dijo Arias haciendo pucheros. Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas y por un momento Zira sintió que bajaba la mano. Era bueno.

—¡No!