CAPÍTULO 162 El Libro

Arias balanceaba sus piernas frente a la silla donde su Nana lo había sentado. Observaba mientras ella le preparaba un baño. Normalmente tomaba un baño cuando era hora de dormir, pero no tenía nada de sueño. Pensó mientras se estiraba y bostezaba.

—Mírate —dijo ella, tomando una toalla húmeda para limpiarle la cara—. ¿Acaso intentó siquiera apuntar a tu boca? —Arias se apartó de su asalto a su cara—. Esa madre tuya me va a hacer encanecer más pronto que tarde —dijo Bella, mirándose en el espejo—. No es que mi hija no lo esté haciendo ya.

Ella siempre hablaba cuando estaban juntos, y Arias nunca podía entender realmente lo que decía. En cambio, Arias soñaba despierto con los dulces que su Nana Z le preparaba y los que tomaba del bolso de su Mami. Ahora sabía que a su Mami le gustaban los dulces tanto como a él. Se preguntaba si ella podría comer tantas galletas como él.