Isaiah sostuvo a Arias como si fuera la vida misma. Casi estaba al borde de las lágrimas por la alegría de tener a su hijo en sus brazos.
—Bugga, te extrañé.
—Te extrañé, papi —dijo Aries, con sus brazos alrededor del cuello de Isaiah.
Isaiah se volteó para ver a Hunter sujetando a Malachi mientras Chris le ataba las manos detrás de la espalda. Lana estaba ayudando a María a ponerse de pie. «Algo debe haberle pasado a Zed», pensó Isaiah mientras se aseguraba de que ella estuviera bien. Después, caminó hacia Percy, quien seguía mirando fijamente el portal.
—¿Cómo lo atravesamos? —le preguntó Isaiah, pero Percy se encogió de hombros mientras negaba con la cabeza. Se pasó las manos por el pelo con frustración. Isaiah podía entenderlo—. No nos sirve de nada culparnos por nada.
—Ella estaba justo ahí —se dijo Percy a sí mismo, señalando el espacio vacío—. Estaba tan cerca y simplemente...