La noche estaba cargada de anticipación mientras Alex permanecía inmóvil, su daga negra brillando tenuemente bajo la luz de las estrellas.
Su comportamiento tranquilo contrastaba marcadamente con la intensidad contenida de Aurelia.
Ella sujetaba sus dagas gemelas con fuerza, su respiración constante.
—Si logras golpearme aunque sea una vez —declaró Alex—, entonces me mataré, dándote la victoria.
Los ojos de Aurelia se entrecerraron, su agarre apretándose en las [Dagas Gemelas de Retorno].
Chispas de determinación brillaron en su mirada, pero no podía ignorar el frío en la sonrisa de Alex, una confianza que hablaba de control absoluto.
—Veamos si puedes mantener esa promesa —murmuró entre dientes antes de desvanecerse en las sombras.
Aurelia apareció detrás de Alex en un destello de sombra, su habilidad [Parpadeo Sombrío] impulsándola hacia adelante.
Sus dagas gemelas apuntaron a su espalda con golpes precisos y veloces como un rayo.
¡CLANG!