Los tres Dragones Primordiales miraron a Alex mientras avanzaba, sus expresiones ilegibles pero llenas de desprecio.
Intercambiaron miradas silenciosas, sus formas masivas irradiando una abrumadora sensación de poder.
—¿Así que este es el humano? —murmuró Zyphir, el Dragón Primordial de la Tormenta.
—Heh —se burló Orvion, el Dragón Primordial Arcano.
—Repugnante —se mofó Xeltharion, el Dragón Primordial del Caos.
Alex no reaccionó.
Se mantuvo quieto, con la mirada baja, no por sumisión, sino porque Alphox le había advertido que no los mirara directamente.
No era el miedo lo que lo mantenía tranquilo.
Sus [Puntos de Destino] estaban al máximo en 100, lo que significaba que incluso si intentaban matarlo, podría deshacer su muerte al instante.
Y si realmente llegaba a eso...
[Cuchilla Mundial.]
La habilidad más poderosa de Kaelios, capaz de matar instantáneamente a seres tan fuertes como el nivel 2,000.
Si los dragones se atrevían a atacar, no dudaría en usarla.