Kaelios juntó sus manos, y más paneles parpadearon hasta materializarse, rodeándolo tanto a él como a Alex.
—No conozco todas las reglas todavía —dijo Kaelios, su habitual sonrisa desvaneciéndose en una expresión fría e indescifrable—. La mayoría solo se revelarán cuando realmente comience, pero esta debería ser la información básica.
Los ojos de Alex se entrecerraron.
—¿Cómo es que no conoces las reglas? ¿No fueron ustedes los dioses quienes crearon todo este concepto? ¿O algunos dioses tienen más información que otros?
Kaelios simplemente se encogió de hombros.
—Ninguno de los otros dioses lo sabe tampoco.
—Entonces, ¿cómo...? —Alex se detuvo, su mente analizando las posibilidades.
Los dioses eran los seres más poderosos en el Descenso Universal, o al menos, eso era lo que siempre había asumido.
La única manera de que no supieran algo así era si hubiera algo, o alguien, por encima de ellos.
Antes de que pudiera expresar ese pensamiento, Kaelios lo interrumpió.