Después de probar exitosamente todos y cada uno de sus [Orbes Universales], Alex no pudo evitar sentirse satisfecho.
Cada uno de estos orbes era increíblemente poderoso, ya sea para ataque, defensa o versatilidad.
Junto con las [Garras de Dragón Sangrantes] para el combate a corta distancia, las [Llamas del Olvido] para la destrucción a larga distancia, el [Juicio Celestial] para ambos, las [Artes de Sangre] para la distracción, y los [Poderes del Destino] para escapar de lo imposible, tenía todo lo que necesitaba.
Con todas estas habilidades a su disposición, debería haber sido capaz de manejar casi cualquier cosa.
Y sin embargo...
—Bien —sonrió Kaelios, tronándose los nudillos—. Es hora de comenzar el verdadero combate, ¿no crees?
Alex sintió una gota de sudor rodar por su sien.
Sabía que era fuerte.
Ese no era el problema.
El problema era si era lo suficientemente fuerte para derrotar a uno de los cinco dioses principales.