El [Demonio del Odio] había sobrevivido al [Cleaver del Mundo] de Alex.
Aunque había sido golpeado, aunque había sido herido, aún permanecía.
Ahora, su cuerpo masivo y grotesco estaba inmovilizado por las [Esposas del Destino], su forma oscura luchando contra las cadenas doradas que lo ataban.
Esas restricciones le impedían usar sus habilidades, regenerarse, contraatacar.
Y aun así, incluso entonces, su boca permanecía abierta. Un vacío profundo e interminable, inhalando.
Líneas carmesí de esencia surgían hacia su fauces, extraídas de los miembros caídos de la [Secta del Odio].
Incluso mientras sus cadáveres yacían sin vida, su odio persistente era consumido.
El Demonio lo bebía todo, alimentándose de los restos de su existencia.
El estómago de Alex se retorció.
Si esa cosa absorbía suficiente energía para recuperar toda su fuerza... todos estarían muertos.
Tenía que acabar con esto ahora.
El [Cleaver del Mundo] no había funcionado.