El [Demonio del Odio] se estrelló contra un edificio cercano después de la poderosa patada de Alex, pero inmediatamente se levantó, con sus ojos carmesí fijos en el humano frente a él.
No dijo nada mientras estiraba sus garras, flexionando sus cuatro brazos.
No había necesidad de palabras.
Alex ya estaba en una gran desventaja, sin su brazo derecho, y el [Demonio del Odio] sabía que su victoria estaba prácticamente garantizada.
—Deberías haber seguido atacándome —dijo Alex, su voz tranquila pero acompañada de una sonrisa diabólica.
Su sonrisa era tan intensa, tan llena de odio, que parecía irradiar la misma aura carmesí que el propio [Demonio del Odio].
—Claro —respondió el [Demonio del Odio], su voz fría y despectiva.
Fue la última palabra que pronunció antes de desaparecer de su lugar, dejando una imagen residual.
Había activado su [Asalto Completo] nuevamente, moviéndose a una velocidad cegadora para acabar con Alex de una vez por todas.
Ya no había que contenerse.