Grace salió del baño, sintiéndose renovada después del largo baño. El vapor cálido aún se aferraba a su piel, y el tenue aroma a lavanda llenaba el aire, calmando sus sentidos.
Se sentó frente al tocador y se tomó su tiempo para consentirse. Se entregó a cuidados corporales y faciales que dejaron su piel suave y radiante. Esta noche era una de esas raras ocasiones en las que decidió cuidarse especialmente.
Se puso su camisón de seda púrpura favorito, ese que abrazaba sus curvas perfectamente y la hacía sentir segura y cómoda. Dejando que su cabello húmedo cayera por su espalda, admiró su reflejo en el espejo por un breve momento, luego sacó el secador para secarse el pelo. Tan pronto como terminó, caminó descalza hacia su dormitorio.