Grace entró en el apartamento de Rune, tratando de no concentrarse en el hombre que una vez más no se había molestado en ponerse una camisa antes de abrir la puerta. A estas alturas, se había dado cuenta de que a él le encantaba exhibir su cuerpo bien definido, al menos cuando ella estaba cerca.
—Me pregunto cuál es la razón detrás de esta visita especial y repentina —habló mientras la seguía hasta la sala de estar.
Dándose la vuelta para mirarlo, mantuvo su mirada fija en su rostro y preguntó:
—Entiendo lo de repentina, pero ¿por qué crees que es especial?
Su pregunta provocó una sonrisa en los labios de Rune y él se acercó, cerrando un poco el espacio que había entre ellos. Sus orbes azul hielo se oscurecieron un tono cuando finalmente habló:
—Como eres tú, es especial.