#Capítulo 22 – Cadenas y Dolores
Alyson
—Para —gimo, suplicando, la sensación de manos desconocidas en mi cuerpo y rostro haciendo que mi corazón duela. Necesito a mi pareja, hay algo tan lascivamente peligroso en la sensación de un pícaro jugando con mi cuerpo—. Para, maldita sea...
Una bofetada brutal resuena contra mi mejilla, el sonido ensordecedor y el dolor punzante.
—Cállate, zorra Luna. Necesitas aprender algunos modales cuando hables con la autoridad.
—¡Mantén tus sucias garras lejos de ella! —grita Olivera, el ruido haciendo que mi corazón salte, mis ojos abriéndose a una celda oscura y húmeda en algún tipo de cuartel, el aire turbio y pesado con el hedor ferroso de la sangre—. ¡Si la golpeas de nuevo te arrancaré la garganta, pícaro, me oyes!
—Dices pícaro como si fueras diferente —se burla el lobo frente a mí, paseando detrás de mí, su mano recorriendo mi espalda, mi piel desnuda y expuesta a sus ojos afilados.