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—Debería poder ganar al menos cinco billones de puntos —murmuró.
El cetro, imbuido de poder, estalló desde el Planeta Madre una vez más. ¡En solo diez segundos, golpeó el campo de batalla con precisión milimétrica!
¡El trueno dorado, retumbando con rugidos feroces, envolvió la totalidad de los cielos y la tierra!
Más de diez millones de guerreros del Espíritu del Cielo fueron testigos de este espectáculo sobrecogedor.
Pero esto era solo el comienzo.
El cetro no fue recuperado por Shen Hao, sino que voló hacia las manos de Qiuyue.
En el momento exacto en que lo agarró, el vasto resplandor de la luz estelar se encendió en sus ojos. Su figura relativamente pequeña pareció transformarse instantáneamente, emanando una presencia majestuosa. Agarrando el cetro con fuerza, ascendió a los cielos, mientras el colosal trono fantasma detrás de ella se materializaba en una vívida exhibición, ¡mostrando audazmente su poder abrumador al mundo!