La boca de Luca se crispó ligeramente.
¿Qué demonios estaba pasando? ¿Cómo había escalado esta situación hasta hablar de embarazo?
Ignoró las acusaciones de Sini con algunas respuestas superficiales, abrió la puerta de su dormitorio y salió. Quería ver quién era la persona que le estaba causando todos estos problemas.
Caminó rápidamente hacia la sala de estar y levantó la mirada para ver una figura menuda sentada en el sofá.
Era de baja estatura, vestía un suéter de lana azul holgado.
Con gafas sobre la nariz, pelo despeinado y una taza en las manos, parecía un poco incómoda. Su rostro era juvenil, dando la impresión de una estudiante de secundaria.
En el momento en que notó que Luca se acercaba, se puso de pie apresuradamente y lo saludó nerviosa:
—Hola, Sr. Luca.
—¿Tú eres...? —Luca frunció el ceño, examinándola. Se le hacía algo familiar, pero no podía ubicar inmediatamente dónde la había visto antes.