Así que resulta que el hermano menor de Freeman está aquí. Qué pequeño es el mundo...
Pensó Luca, con una fría sonrisa formándose en la comisura de su boca.
Al notar la mirada de Luca, la sonrisa de Curtis se ensanchó aún más.
—Ni siquiera te estaba buscando, y sin embargo te has entregado directamente a mí —se burló Curtis, levantándose y caminando hacia Luca con un aire amenazador.
Sus ojos brillaban con un tono rojo sangre, y la retorcida sonrisa en su rostro cicatrizado lo hacía aún más aterrador.
El aura de un hombre que había quitado innumerables vidas irradiaba de él, sofocante y densa con intención asesina.
Aunque Curtis no tenía mucho respeto por Freeman.
Aún se sentía obligado a vengarlo. Freeman podría haber sido un mediocre sanador de nivel medio, contento con desperdiciar sus talentos en un lugar pequeño como Ciudad Redwind sin ambición alguna.
Pero la sangre es sangre. Freeman era su único hermano, y este era un rencor que debía saldarse.