—Esto no es nada, papá. Tú también podrás hacerlo algún día —dijo Luca con naturalidad, sin importarle que Donald hubiera visto su habilidad. Con una sonrisa, tomó las nuevas zapatillas deportivas de su padre y se las puso.
Recientemente, Donald había estado ocupado no solo acumulando armas y suministros en la villa, sino también jugando al Juego Eterno. Como no era muy aficionado a los videojuegos, su progresión de nivel había sido más lenta que la mayoría—ni siquiera había alcanzado el nivel 10 todavía.
Sin embargo, como ex soldado, su adaptabilidad era alta. Luca sabía que a medida que el nivel de Donald aumentara y experimentara más retroalimentación del juego, eventualmente también poseería poderes Trascendentes.
Donald reflexionó sobre las palabras de Luca, y un destello de anticipación apareció en sus ojos.
No importa cuán viejo se haga un hombre, el sueño de convertirse en superhéroe nunca se desvanece realmente.