Ella estaba sentada en la silla, con la cabeza ligeramente inclinada, sus pequeñas manos retorciendo el dobladillo de su falda. Sus ojos brillantes y resplandecientes estaban apagados, sin la chispa habitual.
No parecía diferente a una niña que hubiera hecho algo malo, lo que hizo que tanto Sini como Zoey sintieran un poco de lástima por ella.
Luca le acarició suavemente su pequeña cabeza y dijo:
—Lo que pasó esta vez no es tu culpa. No necesitas preocuparte por ello ni guardarlo en tu corazón.
—Encontraré una manera en los próximos días para curar completamente tu condición.
Al escuchar sus palabras, la luz en los ojos de Tracer finalmente se iluminó un poco. Asintió con seriedad, su voz suave y tímida mientras decía:
—Gracias... Gracias.
Susie, sorprendida, dijo:
—¿Puedes hablar? Pensé que...