Capítulo 316, Información Importante

La noche estaba en silencio.

En un edificio de dos pisos cerca del área civil.

La habitación seguía brillantemente iluminada.

Un joven yacía en la cama, con aspecto demacrado. De vez en cuando repetía:

—Déjenme ir, déjenme ir.

¡Chirrido!

La puerta se abrió, y Rebeca, flanqueada por guardias, entró.

Con un ligero ceño fruncido, miró al hombre frente a ella.

En un tono suavizado, dijo:

—Estás a salvo ahora, dime quién te secuestró.

Al escuchar la voz de Rebeca, el hombre en la cama de enfermo detuvo abruptamente su repetición.

Su mirada estaba fija intensamente en las varias personas en la habitación, aullando:

—¿Qué demonios quieren saber ustedes, lunáticos? Nosotros también somos humanos, ¿por qué nos tratan así?

Frente a los aullidos del hombre, Rebeca frunció el ceño y miró al guardia a su lado.

Este último negó suavemente con la cabeza, indicando que no le había hecho nada a este hombre.