—¿En serio? —Ruby miró alrededor pero no pudo ver a nadie.
Aún podían encontrar algunos rastros de sangre en el suelo. Todos adivinaron que podría haber algunas personas que fueron desafortunadas y murieron cuando intentaron salir antes.
Amelia desvió ligeramente la mirada.
Incluso si había practicado esgrima con su hermano mayor, esta era la primera vez que se encontraba con una escena así y sería mentira si dijera que estaba tranquila. Su corazón se sentía como si estuviera siendo estimulado.
Mirando a las bestias mágicas en la distancia, la expresión de Amelia era solemne.
Si estas bestias mágicas se acercaban más, ella sería la que tendría que luchar contra ellas.
—Se están escondiendo —respondió Riya—. No quería prestar atención a estas personas porque adivinó que eran compañeros estudiantes universitarios que tuvieron la mala suerte de estar en la universidad cuando ocurrió el terremoto.