—¿Por aquí? —preguntó Yun Xi a las flores a su lado.
Las flores se mecieron, como si fueran conscientes.
Yun Xi sonrió y caminó hacia adelante. Al poco tiempo, llegó frente a un estanque donde florecía un Loto de Jade Blanco como la nieve, emitiendo ráfagas de extraños sonidos.
«Qué suerte tengo, un Loto de Jade Blanco tan grande probablemente tiene una edad medicinal de cientos de años», reflexionó.
En ese momento, un mono enorme cubierto de pelo carmesí descendió del cielo, rugiendo furiosamente hacia Yun Xi.
Yun Xi, aún sonriendo, dijo:
—Pequeño mono, ¿me dejarías tener este Loto de Jade Blanco?
El mono gigante rugió y se abalanzó sobre Yun Xi, claramente negándose.
La sonrisa de Yun Xi permaneció inmutable, las flores circundantes se mecieron, y hebras de fragancia flotaron alrededor. Poco después, el cuerpo del mono gigante se ablandó, y se tumbó en el suelo, quedándose dormido lentamente.
Yun Xi rió:
—No es fácil crecer tanto, así que no te mataré.