Suzanne se sentó frente a Juliana y la miró fijamente con ojos llenos de sospecha.
No pudo evitar preguntar:
—¿Eres realmente Juliana?
En el pasado, Juliana era solo una adolescente delincuente. Ya sea en términos de vestimenta o temperamento, parecía una chica mala que era una frívola.
Pero ahora, Juliana vestía la ropa casual más sencilla, con el cabello recogido en un moño y sin maquillaje.
Sin embargo, su elegancia la hacía parecer una reina honorable.
Cuanto más la observaba Suzanne, más dudaba:
—¡No creo que seas Juliana!
Juliana no debería ser así; ¡Juliana se suponía que era una mujer estúpida que había sido criada para no servir para nada!
Juliana simplemente levantó los ojos y la miró ligeramente:
—Tampoco creo que Selene sea la hija de Jermaine.
Suzanne se atragantó por un momento pero no volvió a hablar con Juliana.
Solo miraba a Juliana de reojo de vez en cuando con una sospecha en su mente.