—Deja de mirarlos. Son míos y no te quedan —dijo Juliana vio a Selene calculando y sonrió con desdén.
—Habrá algo que pueda usar —Selene la miró.
¡Iba a quitarle todo a Juliana!
¡La ropa, los bolsos de diseñador y las joyas aquí eran todos caros!
¡Incluso los aretes que Juliana llevaba puestos ahora costaban $200,000!
Sería un desperdicio que Juliana usara cosas tan buenas.
—Si quieres quedarte desnuda, entra y escoge la ropa ahora. Recuerda, te golpearé donde lleves joyas —dijo Juliana bajó la mirada y miró fríamente a Selene, su voz tranquila y fría.
Selene miró a Juliana, cuyo rostro estaba tan tranquilo que nadie podía ver la ira.
Incluso su voz era tranquila, pero Selene aún sintió el escalofrío y tembló.
Los últimos enfrentamientos habían convencido a Selene de que Juliana hablaba en serio.
—Jill, ¿es esta la manera en que la familia Leach trata a los invitados? —dijo Selene.
La familia Leach no querría deshonrarse, ¿verdad?