Capítulo 116: Consolándola

Juliana estaba en medio de su rutina de cuidado de la piel cuando escuchó la voz de Benson y lo ignoró.

Benson golpeó la puerta y la llamó de nuevo, pero siguió sin obtener respuesta.

Finalmente, la voz de Benson se volvió fría y dominante:

—Juliana, ¡no me hagas derribar la puerta!

Juliana terminó su rutina de cuidado de la piel, se acostó en la cama y dijo con calma:

—Puedes intentarlo.

Al escuchar sus palabras, Benson se desinfló inmediatamente.

Creía que si se atrevía a intentarlo, las consecuencias serían absolutamente terribles.

Juliana apagó las luces:

—Si no derribas la puerta, me voy a dormir.

La voz gélida de Benson de repente se suavizó:

—Sra. Leach, no puedo dormir y fácilmente tendré un ataque sin usted.

Eso era cierto.

A Benson le gustaba dormir con Juliana en sus brazos. Mientras ella estuviera cerca, podía dormir tranquilamente.

Juliana cerró los ojos: