Este comentario logró que Selene odiara aún más a Juliana. Selene había planeado fingir desmayarse cuando llegara al Club Moonshine.
No tendrían más remedio que enviarla al hospital.
En ese caso, Selene no tendría que bailar.
¿Quién hubiera imaginado que Juliana le había leído la mente y le había quemado los puentes? ¿Cómo no iba a estar resentida?
Juliana se puso de pie y dijo:
—Vístete, ve al Club Moonshine por tu cuenta y explica tus requerimientos.
Una exigencia tras otra hizo que Selene olvidara su miedo por la ira.
Le gritó a Juliana:
—Juliana, soy tu hermana. Si hago striptease allá afuera, tú también serás humillada. ¡Te aconsejo que no vayas demasiado lejos!
Si Selene era enviada por la fuerza al Club Moonshine, tendría la oportunidad de defenderse más tarde.
Pero si decía que había ido allí voluntariamente, cualquier explicación posterior sería superflua.
Juliana la miró con indiferencia sin decir una palabra.