Juliana escuchó el alboroto al otro lado del teléfono mientras observaba la escena caótica en la habitación.
Sebastián ni siquiera se atrevió a levantarse después de caer al suelo y preguntó apresuradamente:
—Maestro, me está llamando tan temprano. ¿Qué sucedió?
Juliana, al ver a Selene llorando desconsoladamente, preguntó con el ceño fruncido:
—¿Qué le pasa a Selene? ¿No se suponía que estaría bailando en el Club Moonshine hasta las seis de la mañana?
Al escuchar esta pregunta, Sebastián guardó silencio.
Juliana frunció el ceño:
—¿Lo hiciste?
Sebastián no lo negó:
—Se lo merecía. ¡Solo hice que fuera víctima de sus propias malas acciones!
—¿Qué quieres decir? —preguntó Juliana.
Sebastián no quería contarle a Juliana algo tan sucio, pero ahora que ya lo había descubierto, era imposible ocultárselo más.
Sebastián dijo: