Lady Priscella es demasiado amable Parte 3

Priscella sacudió la cabeza, indicándole a la criada que dejara de exagerar.

—Pero... Pero... —la criada tartamudeó y actuó muy nerviosa como si hubiera sido ella sobre quien se derramó el té caliente.

—Basta, Michelle. Somos invitados aquí. No seamos groseros con su alteza. Es solo una pequeña quemadura.

Priscella sonrió y le pidió a la mujer que retrocediera, calmando instantáneamente la situación.

—Usted es demasiado amable, mi señora —la criada se inclinó y dejó el látigo.

Sylvia no podía entender los motivos de la mujer, pero suspiró aliviada de todos modos.

Se apresuró a servir otra taza de té a la Dama, cuando la criada la interrumpió y sirvió el té ella misma.

A Sylvia no le importó. Ahora entendía mejor las advertencias de Jane.

Lady Priscella ciertamente no era tan simple como parecía. El té estaba tibio pero no hirviendo y no podría haberla lastimado filtrándose a través del grueso vestido que llevaba puesto y el corsé debajo.