¿Mi mujer? Parte 3

Sylvia podía ver claramente a la pareja desde su ventana y, por supuesto, no era muy difícil identificar a dicha pareja.

El rostro ridículamente apuesto del diablo destacaba incluso desde la distancia, sus ojos afilados fijos en la mujer frente a él.

Sostenía una copa de vino en su mano y bebía de ella, sus labios seductores deslizándose por el borde.

Priscella, por otro lado, vestía un hermoso vestido blanco y estaba adornada con joyas costosas.

Su cabello negro azabache estaba peinado en rizos sueltos y llevaba una sonrisa en su rostro mientras miraba al hombre que le hablaba.

Sylvia inconscientemente agarró con fuerza la reja de su ventana mientras los observaba charlar y reír. Luego suspiró y decidió no mirar más.

Cuando estaba a punto de darse la vuelta, su mirada se desvió hacia el diablo una última vez y, coincidentemente, los ojos obsidiana del hombre se dirigieron hacia la esquina para encontrarse con los suyos.