Una vida sin futuro Parte 4

Una vez que llegaron fuera de la cueva, Sylvia vio que Mikel estaba a punto de bajar, dejándola atrás una vez más.

¡De ninguna manera! Ya había tenido suficiente de que él se saliera con la suya hoy. Frunció el ceño y aplaudió fuertemente.

—No voy a bajar por mi cuenta —resopló, girando la cabeza. Era claro que esto no era una petición sino una exigencia.

—Me pregunto quién es el Maestro y quién es la esclava —gruñó Mikel con fastidio.

Sin embargo, volvió hacia ella y cuando estuvo justo frente a ella, la levantó de un solo movimiento, llevándola en sus brazos.

Aunque las palabras del hombre eran de queja, sus acciones eran extremadamente suaves y cuidadosas.

Sylvia lo miró fijamente, mirando directamente a sus ojos sin apartarse. Él no dijo nada más.

Simplemente mantuvo su mirada en silencio y esta vez, no bajó escalando. Más bien saltó de roca en roca, murmurando algo entre dientes.