Sylvia sabía que ella no estaba realmente allí y que él simplemente le estaba diciendo estas cosas.
Ella entendía lo que él estaba tratando de hacer. Se imaginó a sí misma de vuelta en ese lugar desolado y sin esperanza... pero de repente...
Sintió presión en sus piernas y muñeca que hizo que su cuerpo se estremeciera.
Solo estaba tratando de imaginar cosas, pero sentía como si algo realmente la estuviera presionando, con sus muñecas y piernas esposadas.
Podía sentir al viejo mago del consejo superior mirándola fijamente, tocando su cabello y sintiendo su piel.
Sylvia gritó. Toda su compostura se hizo añicos en un segundo.
Gritó fuertemente a todo pulmón y abrió los ojos, sin querer continuar con el plan.
Intentó abrir los ojos pero no podía ver. Todo a su alrededor estaba oscuro.
—¡No! ¡No! ¡No! ¡Para esto! —gritó, suplicándole a Roman que detuviera lo que estaba haciendo, pero la voz del hombre solo respondió sin disculpas a sus súplicas.