Desde que había regresado al país, Dickson Saxon había ido dos veces a la residencia Mayfair para ver a Ruth, pero había sido rechazado porque Ophelia le había dicho que o bien Ruth no estaba o que no se sentía bien. Recurrió a llamarla, pero ella se negó a contestar sus llamadas.
Esta mañana era igual, la estaba llamando pero ella no contestaba. Ya había hecho diez llamadas y todas quedaron sin respuesta.
Tomó el teléfono y la llamó de nuevo, pero ella no atendía su llamada. Dickson estaba frustrado porque estaba encaprichado con Ruth y quería ver su hermoso rostro. Había pasado tiempo desde la última vez que la había visto.
Además, le había traído muchos regalos que había elegido personalmente con la esperanza de impresionarla. Había traído joyas, aceites perfumados extranjeros, vinos y chocolates famosos, bolsos y zapatos de diseñador que a ella le gustaban.
Marcó de nuevo y se mordió el labio inferior.
—Contesta —susurró.