Los ojos de la abuela Mayfair se iluminaron y agarró la mano de Phoebe.
—¿En serio, tú eres la dueña del Café Fantasma Negro! Vaya, Prudence ha estado ocultando de dónde obtuvo esa increíble medicina de otras personas. Su piel se ve mucho mejor y su cabello ha recuperado algo de volumen, así que quería ser la primera entre todas nosotras en recuperar su antiguo brillo antes de enviarnos hacia ti. Pensar que la que me estaba ocultando es mi propia nieta. Voy a llamarla y presumirle tanto de esto que se pondrá muy envidiosa de mí. Querida, tienes que venderme todo lo que le diste a ella. Debería ser la abuela más atractiva de la ciudad.
Phoebe se rió y sacó la lengua juguetonamente.
—Abuela —dijo tímidamente.
Edward aclaró su garganta. —Madre, ¿qué le estás enseñando a mi hija?
La abuela Mayfair resopló juguetonamente a su hijo y volvió a prestar atención a Phoebe. Sentía como si ya se hubiera recuperado y su cuerpo estaba lleno de más energía que antes.