Acusaciones voladoras

Como tenía tanta prisa, Jenny casi se cae por las escaleras y Edward la atrapó justo a tiempo.

No escapó a sus oídos lo que ella acababa de compartir entre sus chillidos, la mariposa rosa había desaparecido.

Ayudó a su esposa a mantenerse más firme antes de interrogarla.

—¿Has revisado bien?

Frenéticamente, Jenny asintió y lo sacudió como si estuviera experimentando un espasmo. Con los ojos muy abiertos de miedo como si acabara de ver un fantasma, asintió.

—He revisado en todas partes Edward, ha desaparecido.

El ruido que hizo Jennie atrajo a todos desde diferentes rincones de la casa. Era difícil que sus gritos, que eran como los de un zorro rojo, no llamaran la atención.

La abuela Mayfair fue la primera en comentar, con un gran ceño fruncido en su rostro ya que su paz había sido perturbada. —¿De qué se trata todo este alboroto, estás tratando de derribar la casa Jennie?