Asesinos en casa.

Abel intentó ponerse de pie pero fue obligado a sentarse por un detective. —¿Q...qué...pruebas tienes?

Emilia se rió maniáticamente, negándose a creer lo que estaba escuchando. —Así que estás decidido a atacar y culpar a mi yerno hasta el final, está bien, muestra las pruebas.

Tiburón se puso de pie y reveló dos teléfonos, uno negro y otro rosa claro con pegatinas en la parte trasera.

—Creo que todos ustedes saben a quién pertenece este teléfono. —Levantó el teléfono rosa.

Brandon bajó la cabeza y maldijo, Conrad cerró los ojos con fuerza mientras Abel lo señalaba.

—¿Có...cómo? ¿Dónde conseguiste eso? —Intentó arrebatárselo pero Tiburón lo levantó más alto.

Su temor era por lo que el teléfono contenía.