¡Una Cassie educada, santo cielo!

Le tomó un tiempo y dos vasos de té helado de hierba limón para que Phoebe se calmara y dejara a un lado la inquietud provocada por la loca terapeuta fantasma.

Cuando el espíritu Sajón intentó mencionarla, Phoebe no quiso escuchar. No quería volver a pensar en esa mujer jamás. Matar a un niño era una abominación para ella.

Lentamente, Phoebe y el espíritu reorganizaron su oficina, colocando todo de vuelta en su lugar. Cuando terminaron esa tarea, ella salió de su café y tomó un ascensor hacia su apartamento.

—¿Cómo te sientes respecto a mañana, niña? —preguntó el espíritu Sajón en el camino hacia arriba.

Phoebe suspiró, era otro tema del que no deseaba hablar pero que al mismo tiempo quería comentar. Era su cumpleaños con los Mayfair's, quienes estaban bastante emocionados, lo que también la emocionaba un poco.

Sabía que sus padres, especialmente su madre, estaban planeando una sorpresa para ella. Phoebe la anticipaba y la temía al mismo tiempo.