Cerrando el caso Elithera

Era como si un martillo hubiera caído en medio del grupo cauteloso. Al escuchar la confesión del sexto hermano, los miembros de la familia comenzaron a intercambiar miradas sospechosas, y algunos incluso se alejaron de aquellos que pensaban podrían ser parte de la conspiración.

En cuanto a Luna, no perdió tiempo en tomar su teléfono para hacer lo necesario, todos los traidores iban a ser derribados de un solo golpe.

—Cierren el complejo —dijo por teléfono.

Incluso antes de que terminara de emitir la orden, dos personas ya estaban corriendo hacia los ascensores. Esta reacción provocó susurros y murmullos que se extendieron por la habitación mientras los dos traidores eran capturados.

—Así que es cierto, ¡ja! con razón ustedes dos fueron los más ruidosos en rechazar la ayuda de mi chamán. —Luna levantó su mano derecha y mostró sus pistolas negras para que todos las vieran.

—¡Golpe rápido! —exclamó alguien.